Actualmente, el legendario acero damasco sobrepasa los niveles de acero al carbono extraduro con contenidos superiores al 1,4% de carbono en masa llegando a alcanzar el 2,1% de carbono en masa.
La técnica para conseguir este acero de gran calidad es la forja en caliente, a bajas temperaturas, entre los 650º C y los 800ºC, previa descarburación superficial en una película muy fina. Esta forja tritura los carburos de hierro primario y los reparte posteriormente por la matriz del acero, consiguiendo de esta manera una gran resistencia al desgaste. Al mismo tiempo se puede conseguir una superficie muy estética si el acero se trata térmicamente, es decir, a una temperatura alta seguida de un enfriamiento lento.
El control llevado a cabo del calentamiento y del enfriamiento, permite hacer visible las vetas de trazado sinuoso y de gran belleza.
Si por algo se caracteriza el acero damasco y se distingue de sus competidores, es por su gran resistencia al desgaste, su tenacidad, su belleza y la magia de su superficie. Actualmente, la técnica del acero damasco se emplea mayoritariamente a la fabricación de cuchillos de alta gama, como los que en esta página web les presentamos.